Hice mi primera compra de acciones en 2008, 100 acciones del Santander a 6,39€ que vendí 5 meses después a 6,69€.
Tal era mi ignorancia financiera, que cuando recibí un ingreso en mi cuenta de ING, tardé en saber que provenía de esas acciones, y que poseerlas me daba derecho a recibir un dividendo. Literalmente, aluciné 🤑, pero prefería «pájaro en mano» y ganar también dinero por la revalorización, que era mi objetivo inicial, así que al poco tiempo las vendí.
No fue hasta 2012 que empecé a formarme en serio sobre inversión y finanzas. Sonaba ya la inversión en fondos indexados y hasta la Cartera Permanente, pero la idea de poseer trocitos de buenas empresas y recibir una renta periódica proveniente de sus prósperos negocios me pareció razonable y robusta.
Por fin entendía por qué había quien no veía la bolsa como un casino, si no como un negocio rentable y con sólidos fundamentos.
Desde entonces y hasta diciembre de 2019 esa ha sido mi estrategia de inversión, y no me ha ido mal. Con esos dividendos me armé de valor para dejar mi empleo y con ellos he visto cubierto mi coste de vida durante los cuatro años siguientes.
Pero, que no haya ido mal no quiere decir que fuese a seguir yendo así ni que pudiese haber ido mucho mejor.
Como es bien sabido, «se hace camino al andar» y a lo largo de mi senda del inversor he ido observando varios puntos flacos en la estrategia de inversión en empresas de dividendo, o al menos, de la implementación que yo estaba haciendo de ella.
Poco a poco, esta cara oscura fue pesando más y más, a la par que otra estrategia emergía con más y más fuerza, la Cartera Permanente.
El vaso rebosó cuando, en diciembre de 2019, me puse a hacer números de cara al cierre del año fiscal. La bofetada de realidad fiscal, más el buen momento de las bolsas, más mi miedo a un crash, más mi comprensión en profundidad de la Cartera Permanente, hicieron que tomase la decisión.
Vendería casi toda mi cartera de dividendos de golpe.
Como quien arranca una tirita, lo que había tardado 7 años en crear, sería desmantelado en un par de horas.
No hubiera sido capaz de hacerlo de otra forma, solo viendo la cartera como un todo podría soportar el dolor de vender las dichosas Telefónicas, Kraft Heinz o General Electric (entre otras) con cuantiosas pérdidas y no mirar atrás.
Así lo hice y, por pura suerte y por una vez, acerté de lleno con el timing. Porque ya sabes lo que pasó después… 🦇
A continuación, te explico en detalle las razones por las que la inversión en empresas de dividendo dejó de convencerme y que quizás no te habías planteado en detalle.
⚠️ Importante: Antes de que la comunidad DGI se sienta ofendida, quiero decir que esta es simplemente mi forma de verlo, dada mi situación personal y la manera en la yo estaba implementando la estrategia. No digo que esta estrategia sea mala para todo el mundo, sino que no es la mejor para mi en mi situación actual y mis planes a futuro. Además, es muy posible que con algunas consideraciones (que comento al final del artículo), algunos de los problemas que indico puedan ser solucionados o reducidos. Dicho esto, espero que también vosotros toméis mi análisis como una crítica constructiva a la estrategia.
Índice de contenidos
Los problemas de la inversión en empresas de dividendo
En particular, mi manera de implementar esta estrategia fue la de ir escogiendo empresas, realizar un pequeño análisis fundamental y técnico e ir comprando progresivamente si cumplían con los requisitos.
El criterio de entrada «al radar» era bastante ambiguo. Desde recomendaciones de amigos, grupos, foros, medios especializados (OCU, Morningstar, Sure Dividend, etc), screeners, ideas tras ver las noticias, etc.
El método de análisis fundamental tampoco era muy profundo, pero intenté ser lo más metódico posible dentro de mis posibilidades. Complementándolo también con análisis técnico.
Aun así, la estrategia no funcionó todo lo bien que me hubiera gustado, y estos son los problemas que observé durante los 7 años que la puse en práctica.
1) Selección de empresas
El primer paso para invertir en empresas de dividendos es elegir en qué empresas vas a invertir, o por cuales vas a empezar. Normalmente es algo progresivo, poco a poco vas añadiendo nuevas empresas y vas haciendo crecer la cartera, intentando que esté cada vez mejor diversificada.
Pero ¿cómo elegir qué empresas comprar?
Lo habitual es escuchar qué dice la comunidad y los «expertos», bien sean bloggers, foreros, publicaciones, prensa, etc.
El problema es que todas estas vías tienen muchos sesgos asociados. Siendo algunos de ellos: El país de la fuente, la situación económica del momento, la opinión de la prensa, las opiniones personales, el análisis de datos pasados.
Al final, acabas con un subconjunto de empresas que son potenciales compras, y que parecen apetecibles para otros. Ahora debes decidir si lo son también para ti.
En ese momento, haces tu propio análisis en la medida de tus posibilidades. Fundamental y quizás también técnico (para tener una confirmación respecto al timing) y si este análisis es positivo, ejecutas una compra, probablemente parcial, para así poder ponderar en el futuro, normalmente a la baja.
En la elección de tu próxima compra deberás tener en cuenta también el sector de la empresa, el país, la divisa, la competencia y muchos otros parámetros si quieres que tu cartera esté medianamente bien balanceada.
El problema es que la elección de empresas, como ves, es muy limitada y los criterios de compra pueden ser tan diversos y ambiguos que es difícil ser realmente metódico y mantener la cartera en orden y bien equilibrada y diversificada.
En mi caso, he tenido acceso a la información de foros donde escribe gente con mucho más conocimiento que yo, he leído mucho, he estado suscrito a la OCU, tenido acceso a los informes detallados de Morningstar, a diversas publicaciones de pago en inglés, aprendido sobre análisis técnico y contrastado con análisis de expertos. Pero nada de esto ha sido de la más mínima garantía a la hora de hacer buenas o malas compras.
De hecho, las mejores compras que hice fueron las primeras, cuando no tenía ni idea de nada y acerté de pura chiripa. O quizás por el mero hecho de no seguir lo que hacía la mayoría (al no conocer nada del mundillo) y no estar condicionado por factores externos.
Es decir, invertí al azar, y el puro azar fue mejor estrategia que dedicar tiempo a analizar empresas… paradójico, ¿no?
En cualquier caso, tras mucho tiempo dedicado a la selección de empresas, no creo que haya ningún factor de peso que indique que ese esfuerzo merezca la pena. En mi caso no ha aportado ninguna rentabilidad extra si no todo lo contrario, ha sido tiempo y dinero perdido. (Bueno, he ganado en sabiduría 🧐, que no es poco).
2) Coste de gestión
No me refiero a coste económico si no a coste de tiempo.
Tener una cartera de empresas de dividendo medianamente diversificada supone tener bastantes empresas. Con un número entre 50 y 100 ya podemos hablar de una diversificación medianamente aceptable para esta estrategia.
La consecuencia de tener esa cantidad de empresas es que el tiempo dedicado a gestionarlas se dispara.
Me gusta anotar cada dividendo y cada movimiento que hago en mi hoja Excel. Yo tenía 40 empresas y cada mes tenía que hacer entre 5 y 10 anotaciones. Acceder a cada broker, crear la entrada, apuntar con sumo cuidado para no confundirme, etc.
Cada empresa supondrá un pequeño coste adicional en cualquier requisito fiscal o informativo.
En mi caso tenía que informar de una gran cantidad de ellas en el D6 y en el 720 (más riesgo de equivocarse y más multa potencial).
A más empresas, más splits, contrasplits, script dividends, votaciones, avisos, cambios de ISIN y todo lo que te puedas imaginar.
Las empresas realizan multitud de operaciones corporativas que al común de los mortales no le deberían importar y que no aportan nada a su vida. Pero si tiene esa empresa en cartera tendrá que estar informado para no liarla en la declaración de la renta o en algún papeleo. Todo eso consume tiempo.
Tener a buen recaudo tu rebaño de acciones también requerirá hacer tus gráficas, averiguar el sector de cada una, el macrosector, a cuanto compraste, vendiste, el cambio de divisa, retención en origen, en destino. Todo bien anotadito…tiempo y más tiempo.
¿Cada cuánto tiempo vas a revisar si la empresa va «bien»? ¿Leerás los informes trimestrales? ¿De todas? ¿Harás análisis técnicos de seguimiento? ¿Mirarás las compras o ventas de insiders? ¿Leerás los foros y la prensa para estar informado? y muchas más cuestiones, tantas como quieras plantearte y nunca estarás lo suficientemente bien informado sobre las empresas de tu cartera.
Tiempo y más tiempo, que no reporta nada en términos de rentabilidad, pero que deberás consumir para mantener tu cartera Frankenstein 🧟♂️ con vida.
3) Ruido
Es bastante difícil abstraerse del ruido cuando tienes en cartera empresas con nombres y marcas conocidas.
Convivimos con esas empresas y aparecerán noticias por diversas vías que te alertarán del buen o mal momento por el que teóricamente esa compañía o sector están pasando.
Esto hace que sea más difícil controlar la parte emocional de la inversión. Y como ya sabrás, es una parte muy importante a la hora de lograr invertir con éxito.
Además, por algún motivo que no logro explicar (quizás es solo paranoia mía), las empresas que se suelen presentar en los diferentes canales de información para el inversor, como buenas o malas, suelen terminar siendo pésimas elecciones.
Llámame loco, igual es casualidad, pero hasta creo que existen manos negras que inician esas tendencias para colocar dichas compañías al inversor incauto. Siendo los primeros incautos los que se postulan como expertos, que después propagan esa información (de buena fe, no lo dudo) al resto.
En cualquier caso, la inversión en empresas de dividendo conlleva todo ese ruido asociando.
Al fin y al cabo, los inversores de a pie nunca van a poder acceder a información verídica y de primera mano sobre las empresas en las que invierten. Solo recibirán ruido maquillado de veracidad.
Eso sin contar que incluso con información veraz, tampoco es posible saber qué pasará en el futuro, hay demasiadas variables fuera de nuestro control.
4) Fiscalidad
Este punto hace referencia al tema concreto del dividendo y ha sido, en mi caso, el que más ha pesado de entre los que hoy te presento.
Me estoy refiriendo a la fiscalidad de los dividendos para un residente fiscal en España. Mientras vivía en UK todo esto no me afectaba y por tanto la estrategia tenía muchos menos puntos en contra. Si vives fuera de España tendrás que ver cómo es la legislación a este respecto en tu país de residencia, porque quizás sea mejor o pero que la de aquí.
Primero hay que aclarar que, a efectos prácticos, un dividendo es lo mismo que hacer una micro-venta, pero cuya cuantía y momento vienen determinados por la empresa y no por ti.
La empresa pierde valor en exactamente la misma proporción al dividendo que reparte, por tanto, si cobras un 5% de dividendo, sería lo mismo que si haces una venta del 5% de tus acciones en una empresa que no reparta dividendo.
Pero comparado con una venta, cobrar dividendos es pésimo fiscalmente. Estas son las tres principales razones por las que hago esta afirmación:
Impuestos al 100% del capital obtenido.
Cuando cobras un dividendo, los impuestos que pagas son sobre el 100% del importe que obtienes, como si de un interés se tratase.
Esto podría parecer lógico, pero en realidad es un atraco. 🔪
Como he dicho, un dividendo no es más que una micro venta, pero con la triste excepción de que, en el dividendo, se toma como hipotético precio de compra el valor de 0, es decir, todo habría sido ganancia.
Comparándolo con una venta parcial de acciones, si compraste a 100€, ahora cotiza a 200€, y decides vender un 5% de tus acciones para obtener 10€, pagarías impuestos por solo 5 de esos 10€, mientras que con el dividendo pagarías impuestos sobre los 10€.
Suponiendo impuestos al 20% (por simplificar), obtener 10€ vía dividendos te costaría 2€ en impuestos, mientras que obtener los mismos 10€ vía venta te costaría 1€. Es decir, en este ejemplo, los dividendos pagarían el doble de impuestos que una venta…
Esta diferencia en los impuestos pagados entre un sistema y el otro se irá reduciendo con el paso del tiempo. Ya que la hacer ventas, el precio medio de compra se irá reduciendo poco a poco, y los impuestos se irán acercando poco a poco al 100% de la venta. (En un supuesto teórico).
La cantidad total de impuestos a pagar habrá sido la misma, pero haciendo ventas habremos diferido el pago al máximo mientras que con los dividendos los habremos pagado lo más pronto posible.
No parece un buen negocio.
Doble imposición
Existen acuerdos internacionales para evitar la doble imposición, de forma que no pagues impuestos dos veces por lo mismo.
Pero la cantidad «convalidable» tiene un límite, 15%, por tanto, en países que retengan en origen más de esa cantidad, lo que exceda, lo puedes dar directamente por perdido.
Por ejemplo, si inviertes directamente en acciones suizas, los dividendos tienen una retención en origen del 35%. Podrás, en principio, recuperar un 15% de ese 35%, pero el restante 20% se quedará en Suiza.
Esto hace que la lista de países extranjeros en los que se puede invertir en dividendos sin sufrir esta penalización impositiva se reduzca a prácticamente USA, UK, Holanda y poco más.
Supongamos que te has decantado por alguno de estos países, se supone que el 15% que te retuvieron (a excepción de UK que retiene 0), te lo deben tener en cuenta en la declaración de la renta, de forma que solo pagues por lo que falta hasta la banda impositiva en la que te halles (19%, 21%, 23%).
Pues nada de eso, bueno, con suerte te computarán el 100% de esas retenciones en el extranjero, pero no siempre, ya que, si tu tipo medio efectivo es inferior al 15%, perderás la parte proporciona de dicha deducción. Esta es la ley a que aplica.
En mi última declaración me quedé con cara de póker 😲 al ver que solo podía desgravar por una parte de mis retenciones en el extranjero.
Pérdida de control
Siendo el dividendo lo mismo que una micro venta, no tiene ningún sentido que pierdas el control sobre cuándo se hace esa venta, porque, además de las consecuencias de los dos puntos anteriores, hay otra más.
Esa pérdida de control puede suponer un coste debido a la pérdida de oportunidad a la hora de poder optimizar tu factura fiscal.
Hay ciertos umbrales de ingresos a partir de los cuales puedes dejar de tener derecho a exenciones o ventajas fiscales. Si tú tienes el control de lo que ingresas, tus beneficios y pérdidas, podrás intentar ajustarte a esos umbrales para realizar tu declaración de una forma óptima. (Siempre de forma legal).
Te voy a poner un ejemplo, pero las situaciones pueden ser muy diversas.
Existe una reducción a los rendimientos del trabajo de hasta 5565€, pero que sólo es aplicable bajo unas determinadas condiciones. Siendo una de ellas, que los rendimientos por fuentes distintas al trabajo no sean superiores a 6500€. Si solo cobras dividendos, y pasan de esta cifra, estarás muy condicionado, quizás puedes aflorar pérdidas para no superar el umbral, pero si no puedes, perderás esa reducción de hasta 5565€, que bien pueden traducirse en unos 700€ más de impuestos a pagar en ese ejercicio fiscal.
Este es solo un ejemplo ilustrativo, quizás en tu caso no aplique o apliquen otros, y todas las normas pueden cambiar, pero siempre será mejor tener el control de los beneficios que afloras en cada año fiscal que no tenerlo.
5) La falacia del dividendo seguro
Una de las bondades de las empresas que pagan dividendo es que cuando ya vives de tus ingresos pasivos, el dividendo pasa a ser tu «sueldo» y, teóricamente, depender de esos pagos en lugar del precio de las acciones te permite abstraerte de los vaivenes del mercado.
Pues bien, esto no es tan bonito como parece. Porque los motivos por los que normalmente bajan los precios de las acciones de una compañía son derivados de las menores previsiones de beneficio en el futuro. Es decir, a la empresa no le está yendo bien.
¿Y qué ocurre cuando a una empresa no le está yendo bien su negocio? Que o bien necesita dinero para crecer de nuevo y salir del atolladero y/o ya no tiene tanto para repartir entre sus accionistas, con lo que el dividendo se verá reducido o eliminado.
Es decir, los vaivenes del mercado también afectarán al rentista del dividendo.
Lo que hacen muchas empresas, para dar la ilusión de estabilidad al accionista, es endeudarse más para mantener el dividendo o hacerlo para acometer los gastos de reestructuración que sean necesarios. En cualquiera de los dos casos, si la situación no reverte, el dividendo terminará por verse reducido o eliminado igualmente.
Entonces, si bien es cierto que la rentas por dividendo pueden abstraernos un poco de la situación de mercado, ya que amortiguan la volatilidad de las cotizaciones y también la retrasan en el tiempo, no es garantía de que esas rentas no se verán afectadas por una mala situación económica.
6) Diversificación insuficiente
La diversificación es clave a la hora de minimizar riesgos en cualquier tipo de inversión. La inversión en acciones no es una excepción.
Aunque lo más rentable sería acertar con la empresa que mejor lo hará de aquí hasta que pases a mejor vida y poner ahí todo tu dinero. Nadie ha demostrado que sea posible hallar un método fiable para acertar consistentemente en el largo plazo.
El problema de la inversión en empresas de dividendo es que para conseguir una diversificación mínimamente aceptable necesitarás poseer muchísimas empresas y aun así te estarás quedando corto.
Una buena diversificación debería cubrir todo el espectro de divisas, países, industrias, sectores, capitalización, etc. Además, debería contener varias empresas de cada tipo, no solo una. Para lograr una diversificación medianamente adecuada los números de empresas necesarias se disparan y no compensa seguir este método teniendo en cuenta los bajos costes que tienen hoy en día los fondos y ETFs indexados.
Es decir, un montón de trabajo para nunca lograr una diversificación realmente buena.
7) Amplificación del «dolor»
Uno de los sesgos cognitivos que explica Daniel Kahneman en su libro «Pensar rápido pensar despacio» es el de que, aún a igual cuantía, nos duelen el doble las pérdidas de lo que nos alegran las ganancias.
No depende de lo fuerte o débil que seas, es algo humano, innato, instintivo, derivado de tu condición humana, y no podrás evitarlo.
Ese dolor se multiplicará por cada una de esas empresas que poseas y que pasen por malos momentos. Caídas de un 50% en empresas puntuales no son tan raras como te pudiera parecer, yo las he experimentado en varias de mis compras.
Créeme, no podrás de dejar de pensar en que la empresa XX está a -50% y que igual tardará 10 años en volver a tu precio de compra, si es que lo hace, porque su modelo de negocio ya no funciona, todo el mundo la pone a parir y bla bla bla. ¿Te suena una que se llama Telefónica? pues eso… 🙄
Cuando compraste la empresa XX todo el mundo hablaba maravillas, pero ahora ya solo se habla de lo mala que es. Eso multiplicado por cada una de las que tengas en una mala situación y empezarás a no disfrutar de tu cartera inversiones.
Los muertos de tu armario se irán acumulando, porque para evitar el punzante dolor de vender a pérdidas los irás almacenando, bien al fondo para no verlos mucho. Como una macabra colección de errores que te atormentará cada vez que le eches un vistazo.
Al ser empresas con nombres y marcas normalmente conocidas (o que tú sabrás asociar a eventos cotidianos) será más fácil recordar y sentir ese «dolor» que si poseyeras un conjunto de ellas.
Cada empresa será un potencial punto de dolor, y para tener una buena cartera de dividendos deberás tener muchas. Bad idea.
8) No necesitas el dividendo en fase de creación de cartera.
Durante tus primeras fases como inversor, lo normal es que estés viviendo gracias a los ingresos que obtienes por tu trabajo o negocio y que estés invirtiendo el excedente que consigas ahorrar.
Si la estrategia que has elegido es la de empresas de dividendo, cuando cobres esos dividendos, y previo descuento del hachazo fiscal, lo que harán será sumar de nuevo a tu ahorro, que utilizarás previsiblemente para invertirlo.
Esto no tiene ningún sentido para tus intereses, aunque le va genial a hacienda. Estarás extrayendo una parte del dinero que ya tenías invertido, para darle entre un 20% y un 50% a hacienda (recuerda todo lo que he comentado sobre ciertos países, doble imposición, etc.) y posteriormente volver a invertirlo.
Este punto no aplica si ya estás en fase de rentista, pero mientras estás acumulando ¿no te parece un sinsentido?
Las ventajas de la inversión en empresas de dividendo
Estarás pensando que soy muy bruto si he estado 7 años invirtiendo de esta forma si le encuentro tantos problemas.
Vuelvo a recalcar que no es una mala estrategia de inversión, se me ocurren mil estrategias peores, pero también alguna mejor.
La verdad es que algunos de los problemas que te he comentado no me afectaban cuando vivía en UK debido al sistema impositivo inglés. Otros, pensé que podría compensarlos operando bien (diversificando, haciendo DCA o siendo firme y mirando el largo plazo). Y el resto, directamente los desconocía.
En cualquier caso, esta estrategia también tiene sus partes buenas y además hay formas de llevarla a cabo eliminando algunos de los problemas que te he comentado anteriormente.
Estas son las mayores ventajas que yo le veo a esta estrategia de inversión:
1) Intuitiva
Una gran ventaja de esta estrategia es que es muy intuitiva y por tanto es una buena puerta de entrada al mundo de la inversión en renta variable para aquellos que se inician en este mundillo.
Es intuitiva porque tiene paralelismos con las formas de rentabilizar tus ahorros que probablemente conozcas mejor.
Es fácil equiparar los dividendos con los intereses de un depósito o la renta de un inmueble 🏡. Es fácil entender que lo que estamos ganando son los intereses/alquiler/dividendos y que no necesitamos preocuparnos por el precio del subyacente (capital a plazo/inmueble/acciones) todo el tiempo.
Por tanto, como primer paso, me parece una buena forma de empezar a invertir y poder así «tocar» a menudo los frutos de soportar ese extra de volatilidad sobre nuestros ahorros.
2) Psicológica
Otra grandísima ventaja de los dividendos es la psicológica.
Vender un porcentaje de las acciones igual al hipotético dividendo sería exactamente lo mismo que cobrar ese dividendo (en realidad mucho mejor por los motivos que ya expliqué).
Pero supone un impacto psicológico que no tiene el dividendo, si el precio de las acciones está en negativo estaremos sufriendo una pérdida y pensaremos que además nos estamos descapitalizando, por lo que nos resistiremos a hacerlo o lo pasaremos mal cuando lo hagamos.
Mientras que, recibir el dividendo, se percibe como el fruto 🍎 de la inversión, algo que no daña la fuente, que es un ente aparte y que podemos recoger sin dañar el árbol 🌳 que lo genera.
Cuando ya se vive íntegramente de los frutos de las inversiones, es más fácil sentir que aunque el valor del patrimonio invertido se haya reducido drásticamente, como los dividendos fluctúan menos y más despacio, nuestro estilo de vida sigue a salvo.
Todas estas ventajas son muy importantes. No todo es obtener beneficio económico, los factores psicológicos son determinantes para un inversor.
3) Creación de presupuesto
Una vez alcanzada la libertad financiera, cuando ya se vive de los ingresos pasivos, es mucho más intuitivo realizar un presupuesto y gastar en función de los ingresos que se obtienen vía dividendos.
Tantas rentas recibes por dividendos, tanto gasto te puedes permitir.
Es fácil y psicológicamente placentero hacerlo de esta forma, en contraposición a vender un x% de una cartera de inversión indexada, por ejemplo.
No es la única forma de crear un presupuesto, pero sí es la más fácil e intuitiva.
4) Rendimiento
Por último y basado en algunos estudios (este y este). Parece que la inversión indexada en empresas aristócratas del dividendo (USA) ha proporciona mejores rendimientos en el largo plazo que la inversión en todo el conjunto del mercado.
En los artículos antes citados se puede observar que esto es así cuando el estudio se hace sobre empresas USA pero la diferencia no es clara si observamos empresas europeas. Y solo cuando el grupo de referencia son las denominadas aristócratas del dividendo, es decir, empresas que han incrementado su dividendo durante, al menos, 25 años consecutivos. (Para las europeas esto se reduce a 10 años, ya que no hay candidatos suficientes que cumplan el requisito de los 25 años).
Esto puede ser debido a que las empresas aristócratas del dividendo han adquirido un alto compromiso con sus accionistas para continuar incrementando los dividendos pase lo que pase. Esta presión extra es como un examen continuo que las pone a prueba y agudiza el ingenio del equipo directivo y lo disuade de malgastar los recursos disponibles.
Como decía, estos mayores rendimientos, parecen observarse solo en los aristócratas del dividendo USA, por lo que centrarse en esto dejaría fuera otros países y quizás tenga un sesgo determinado hacia ciertos sectores.
Es decir, esto supone una apuesta concentrada en un subconjunto de sectores de la economía y del mundo que, aunque en el pasado haya funcionado mejor no tiene por qué continuar haciéndolo en el futuro.
En cualquier caso, históricamente sí ha sido un criterio de selección de valores que ha superado al conjunto del mercado.
Mejores opciones para invertir en empresas de dividendo.
Como te he comentado, yo he decidido salir totalmente de la inversión en empresas de dividendo, y pasarme a una estrategia que en mi opinión es mucho más robusta en varios niveles, y más adecuada para mí en estos momentos, la Cartera Permanente.
Pero si tú quieres seguir la estrategia de inversión en empresas de dividendo, puedo darte algunos consejos para hacerlo como yo lo haría si volviese a empezar.
1) Estrategia pasiva de inversión en dividendos.
Si volviese a empezar, no me dedicaría a elegir empresas una a una, sino que lo haría a través de algún ETF o Fondo de inversión indexado que establezca de forma clara las empresas que van a entrar a formar parte del producto.
Este tipo de productos no son en los que yo invierto ahora mismo y por ello no es algo que haya estudiado detalladamente, por lo que te aconsejo que hagas tu propia investigación en profundidad.
Te dejo algunos que podrían servirte para empezar y hacerte una idea de a qué me refiero:
ETFs:
USDV – SPDR S&P US Dividend Aristocrats UCITS ETF – TER 0,35%
EUDV – SPDR S&P Euro Dividend Aristocrats UCITS ETF – TER 0,30%
Fondos:
Fidelity Funds – Global Dividend Fund A-MINCOME(G)-EUR – TER 1,89%
2) Estrategia activa de inversión en dividendos.
La segunda opción sería construir tú mismo esa cartera. Pero estableciendo unas reglas muy claras y llevándolas a cabo a raja tabla, pase lo que pase.
La regla podría ser, por ejemplo: «La cartera contendrá, en proporción a su capitalización bursátil, todas las empresas US que sean Aristócratas del dividendo.»
En el momento que alguna empresa deje de cumplir esta regla deberás venderla sin más miramientos y lo mismo a la hora de comprar, cuando alguna nueva empresa entre a formar parte de las que cumplen con el requisito.
Me parece bastante difícil seguir este tipo de reglas autoimpuestas, pero si te crees capaz, puede ser una buena forma de implementar la estrategia y ahorrarte costes de gestión a cambio de ese tiempo de trabajo y autodisciplina.
Otra manera, que considero mejor, sería confiar la tarea de hacer la selección, compra y venta a un tercero. Por ejemplo, a través de un fondo de gestión activa que siga los criterios que buscas.
No conozco ninguno que realice esta labor de forma netamente enfocada en empresas de dividendo y con criterios estrictos.
El fondo que más se acercaría a esto es Baelo Patrimonio. Aunque no al 100%. Te explico.
La parte de Renta Variable cumpliría totalmente con los requisitos mencionados. Pero además de eso, el fondo también contiene otros tipos de activos, como REITS, mineras de oro, bonos alemanes y efectivo.
Estos otros activos le confieren unas características un poco diferentes a la inversión pura en empresas del dividendo y deberás tenerlo en cuenta a la hora de decidir si cumple con tus expectativas o no.
Conclusión
Esta es mi visión sobre la inversión en dividendos después de 7 años sumergido en la estrategia. A través de los cuales he podido aprender algunas cosas y darme cuenta de errores y aciertos.
Ninguna estrategia es la mejor para todo el mundo, cada uno tiene su situación y se encuentra en un momento determinado de su camino del inversor. Debes respetar eso y darte el tiempo para ir aprendiendo y evolucionando.
Durante mucho tiempo, esta fue la mejor opción para mí, pero ya ha dejado de serlo. Ahora mismo la Cartera Permanente cumple mucho mejor con lo que busco y por ello estoy enfocándome cada vez más en ella.
He escrito un artículo sobre la Cartera Permanente y hasta he creado un curso sobre inversión desde cero pero orientado a terminar haciéndolo con una Cartera Permanente.
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Espero tus preguntas y críticas constructivas en la sección de comentarios.
Foto de portada: En medio del desierto de Atacama (Chile) haciendo autostop para ir de Humberstone hasta San Pedro de Atacama…. y no paraba nadieeee!
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