Nací en el 82. En Salamanca. España.
Durante toda mi vida seguí el camino típico. El que la mayoría de la sociedad dice que es el correcto para la época que nos ha tocado vivir.
Estudié, saqué buenas notas, hice una carrera (Ingeniería Informática), encontré un trabajo, fui adquiriendo más responsabilidad a la par que aumentaba mi salario, emigré varias veces y llegué al punto donde teóricamente se hallaba la vida ideal por la que tanto había luchado:
Tenía un buen puesto, mi nómina superaba holgadamente lo que podía gastar, trabajaba a 5 minutos de mi casa y solo 7 horas al día sin demasiado estrés.
Suena perfecto, ¿verdad? 🙂
Pues a pesar de todo, no era feliz.
Cada día, cada semana, cada mes era igual al anterior.
No crecía, no aprendía, y lo que era peor, sentía que estaba malgastando los mejores años de mi vida en un empleo y en un lugar que no me llenaban, en estado vegetativo, solamente porque el salario era bueno, el trabajo cómodo y no tenía valor para salir de mi zona de confort.